I.
Recuerdo
la rosaleda del tiempo, las esmeraldas, sus memorias
el
verde es el color de los árboles seculares impenetrables
oigo
la noche cantar por los campos dentro de los cedros
la
muerte enciende dos candeleros moviendo la pupila de los ojos
de
un lado para el otro hay un agitar alto de crateres
la
luna abre las sábanas de la luz a los labios de los volcanes de la noche
poemas
que entrañanse en otros poemas dentro de la brisa
y
se hunden las voces de los jardines de las corolas
luz
inagotable mejilla del agua
angeles
de la eternidad pedaleando para siempre
cantando
en violines aéreos en el perfume de los lilas
me
encuentro en posición de la llama que se desliga del cuerpo
soy
una paisaje vertical y grande
atraviesada
por un instrumento cirurgico
soy
un enjambre de sonidos una mariposa ávida
que
magneticamente atrae otras palabras al tacto y a la videncia
un
renacimiento un recuerdo una vocación tremenda
puntos
de agua y fuego alimentan la boca-ánfora de un niño
amor
es tu nombre, un abstracto nombre.
en
grandes bosques del silencio yo amo este niño
dentro
de la aurora infantil de tus dedos
por
las ramajes verdes el fresco fulgor de las galerías de sombras
el
misterio la atravesa en una piedra encendida
de
su boca brota el arbusto de un relámpago una flecha
en
todo su lento y cientifico clamor
ho
secretos labios de mi amada infancia
que
revienta en magnolias encendiadas en flor
y
cuando me inclino sobre los diques de los ponientes
el
fuego me recoge en sus barcos de licor y miel
caigo
brutalmente latiendo en una gruta abierta
perdidas
entre las altas torres de las ciudades
y
sus negras puertas
los
objetos parecen voces en las puntas de los lápiz
fuera
los semáforos están llenos de fórmulas
apagamos
las manos mutilando los gestos
por
la noche bajan rosas de nieve por los bosques
entonces
corro locamente para dónde soy visible
mis
gritos muestran raras joyas en las chimeneas de las casas
millares
de hombres pasan incesantemente
es
en las palabras que me deposito en cenizas
una
raíz de la noche aprende a respirar. estoy despierta
veo
con otros ojos las aves y la pupila de los astros
don
que asciende del claro de los bosques
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